En fin, como se habrán dado cuenta, hace muuuuuucho que no posteaba. Y cuando en mis ratos de soledad (que han sido muchos), pensaba en la razón por la cual no lo había hecho llegaron a mi cerebro varias palabras, a saber:
- Desidia
- Distracción
- Hueva
- Envidia
- xBox
- Resignación
- Harry Potter
- Depresión
- Tengo sueño
- "La neta prefiero pintar, pero eso me da más hueva"
Y al final, la que ganó fue depresión. Ya se que es una palabra fuerte. "El mal del siglo" según algunos de esos que como que saben de lo que hablan.
Y no fue depresión por la derrota de los ratones verdes disque comandados por un imbécil número cuatro que por hacer berrinche y correr al técnico es capaz de quedarse sin jugar su útimo mundial. Tampoco fue depresión por la crisis y la situación que provoca en todos los rincones del planeta (sin hacerlo menos, por supuesto). Mucho menos fue la depre del cumpleañero al llegar al trigésimo cuarto aniversario de vida.
La verdad es que la depresión es una gran amiga mía. Ha estado muy cerca de mí a lo largo de los años, aunque cada mañana pueda engañar al mundo mientras esbozo una sonrisa al saludar a mi mamá encubriendo el verdadero sentimiento.
Pero tampoco pretendo echar un choro de autocomplacencia ni decirles estoy bien, no se preocupen. Lo que pretendo es convencerme a mí mismo que el único que puede salvarme aquí soy yo. Y que esto sea suficiente para salir de ella.
Admito en este momento que tampoco ha sido tan duro: nunca me ha dejado tumbado en la cama todo el día, ni ha puesto pensamientos suicidas en la cabeza, ni me ha alejado para siempre de mis seres queridos (¿o sí?). Simplemente no me deja disfrutar de la vida como se debe y eso es razón suficiente para mandarla a la chingada.
Por eso ahora mismo le estoy comprando el boleto de avión one-way hasta allá y sólo espero que no me salga como los gatos de las películas de Disney que encuentran a sus dueños después de recorrer la unión americana de Nueva Jersey a California.
En fín, confío en subirla al avión engañándola respecto a que viajo con ella y después salir corriendo hacia la sala de espera mientras su avión lentamente despega. Si por ahí se va en un Lear Jet y se cae, por lo menos que no vaya otro Secretario de Gobernación ni que caiga en Lomas y con eso me doy por bien servido.
Ya les avisaré cómo me fue.
Saludos de nuevo.
Otra vez el Pecaminoso James
2 comentarios:
¡¡Buen viaje querida depresión!!...
Nadie te extrañará jamás
Good luck Agus... Buena Decisión!
Mai, Me da gusto que hayas decidido dar ese paso en tu vida. De cierta forma yo me encuentro en una situación similar (debe ser la edad o algo así...), pero en mi caso siento que no basta con darle la espalda (o subir a un avión) a mi depresión (agresión, enojo, frustración, encabronamiento, tristeza, o como quieras llamarlo).
Yo soy de la opinión de que necesito meterme a la mierda para poder salir limpio del otro lado. Necesito de cierta forma sacar toda la porquería que he ido acumulando durante los años y la verdad no sé si un avión sea suficiente.
Ahora que haciendo alusión a tu post sobre los cojones, la verdad es que no sé si tenga los suficientes como para hacer un cambio así. Yo creo que el tiempo dirá si los tuve o no.
Por lo pronto te dejo con unad palabras de mi profeta favorito Maynard James Keenan:
"See my shadow changing,
stretching up and over me,
soften this old armor.
Hoping I can clear the way by
stepping through my shadow,
coming out the other side.
Step into the shadow."
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