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Cholulteca. Quesque actor de teatro. Dedicado a la publicidad. Amante de la música (la buena), el vino (el bueno, sobre todo tinto) y la lectura. Y por supuesto, escribir en este blog.

octubre 07, 2008

El teatro me da y me quita



Hace muchos años yo era chico tímido que no se atrevía a pedir su comida en un restaurante y por lo tanto necesitaba de su mamá para hacerlo. Siempre había sido un niño inseguro y con baja autoestima hasta que descubrí el teatro y las cosas cambiaron para siempre.

Todavía recuerdo que fue en segundo de secundaria cuando nos solicitaron realizar un monólogo presentándonos como un personaje famoso y yo personifiqué a Don Quijote de la Mancha. La maestra quedó maravillada con mi monólogo y me propuso participar en la semana cultural que se presentaría en la preparatoria a lo que accedí, sin tener plena consciencia de en lo que me estaba metiendo.

La presentación fue todo un éxito y así empezó mi historia con el teatro. Una relación que me ha dado mucho y me ha quitado algunas cosas.

Lo que me ha dado

Amistades: muchos de mis mejores amigos los he conseguido, sino gracias al teatro, sí a través de las experiencias teatrales. Especialmente a Germán, a Pepe, a la familia de Santos, los Piratas y a mis hijas postizas. Otras las he podido cultivar de mejor manera a partir de la experiencia de compartir escenario como LuisG, Lalo, Toña, Axel, Morris, Maggi, Cinthya, Patty y tantos otros.

Satisfacciones: Son muchas. Por mencionar algunas: comenzar como staff en primero de prepa y terminar en el papel principal en tercero; regresar a actuar en un emotivo festival para conmemorar el aniversario del Colegio Americano de Puebla y del grupo de teatro del colegio; montar una obra original escrita por nuestro amigo, compañero y director Germán de Santos;

Experiencias inolvidables: Cuando me tocó interpretar a Sor Humberta, la jefa de novicias, en la obra Sor-presas montada por puros hombres. Cuando me tocó

Aprendizajes: A trabajar en equipo, a dominar el arte de paciencia, a ayudar como staff tanto en las piernas como en la cabina, etc.

Perder mi timidez: Creo que esto es lo más importante puesto que me ha permitido desenvolverme muy bien en la vida al grado de que ahora he sido capaz de dar clases, ser maestro de ceremonias en congresos e incluso dar conferencias. Por supuesto ya puedo ir a comer a un restaurante sin mi mamá y pedir todo lo que se me antoja.

Un amor: Gina.

Lo que me ha quitado

Tiempo: La mitad de mis sábados y tantas tardes entre semana en las que iba a los ensayos dejando de hacer otras muchas cosas.
Oportunidades: Asistir a eventos especiales como conciertos, obras de teatro, premieres o fiestas de agencias; o participar en otro tipo de cosas como juntas de trabajo o eventos de integración.

A mi amor: El amor que el teatro me dio, el teatro me lo quita. Gina se fue a Xalapa a seguir su instinto buscando la formación formal como actriz / dramaturga dejándome aquí en Cholula extrañándola.

Sin embargo cuando hago el balance la verdad es que no tengo queja. Lo que me ha dado el teatro sobre pasa por mucho lo que me ha quitado y sin duda alguna afirmo que todo lo volvería a hacer igual si tuviera la opción de decidir de nuevo.

Amo el teatro. Me encanta pararme arriba de un escenario sobre todo cuando la obra permite interactuar con el público. Y recibir el aplauso del público también me provoca una de las dichas más especiales de la vida.

Espero poder continuar con mi hobbie y que pronto, muy pronto, pueda hacer mi sueño realidad con la creación de un lugar para poder dar rienda suelta a todos los proyectos que por alguna u otra razón se quedan en el tintero.

SiNfuLJaMeS

Mi abuelo


El domingo 28 de septiembre a las 2:37 de la mañana recibimos la llamada telefónica de mi tío que nos informaba que mi abuelo finalmente había fallecido después de casi dos meses de padecer en un hospital del seguro.


Era mi único abuelo vivo. El papá de mi mamá. El inglés. Con el que más parecido físico guardo; y sin embargo, el más distante a pesar de esa cercanía.


Ese abuelo aventurero que por azares del destino le tocó nacer en Sudáfrica cuando su papá -un financiero muy estirado de Londres- se fue a salvar el negocio de criadero de ovejas de su hermano en esa lejana nación.


El mismo abuelo que, después de pelear en la seguna guerra mundial en los frentes de Egipto e Italia dentro del ejército británico, decidió dejar europa y su miseria de la post-guerra para ir a probar suerte al salvaje México, y permitir así que mi familia existiera.


El abuelo que defendió siempre la causa de aquellos que a su juicio (y al de muchos de nosotros), necesitaban ser defendidos ya fueran escritores, pintores sin manos o simples vagabundos.


Aquel abuelo que vivió una historia de amor de película de Hollywood con todo y su final feliz, aunque no fue por el resto de sus días y finalmente se quedó solo muchos años llevando el luto en el corazón.


Y al final, después de todo, sólo puedo decir que me arrepiento de no haber tenido una relación más cercana con él. Me inclino a pensar que no se hubiera podido porque él siempre fue un poco retraído con nosotros, sin embargo eso me lleva a cuatro reflexiones...


La primera es que creo que sí pude haber hecho un esfuerzo por acercarme más pero con los pretextos de: "es que tengo que hablar con él en inglés" (que no era 100% cierto y tampoco un obstáculo, puesto que siento que hablo suficientemente bien), o el de "es que él está en el DF y yo en Xalapa/Puebla", o incluso el de "es que tengo mucho trabajo entre semana y los fines de semana son para descansar", nunca lo hice y hoy es muy tarde.


La segunda es que no debo dejar que me pase lo mismo: que la gente me vea tan distante que no se acerque; que me vea tan imponente por mi aspecto, mi voz o lo que sea, que no se atreva a entablar una plática sincera conmigo; que mi familia me conozca pero no por mí sino por mis actos o a través de otras personas.


También reflexioné algo más con su muerte: es triste que el único contacto que mantengo con mi familia se limita a bodas, funerales o navidad. Esto tengo que cambiarlo, aunque estoy consciente de lo que implicará para mí.


Y finalmente: no debemos tomar a la ligera algo tan importante como el seguro de gastos médicos mayores. Y en esta ocasión no lo digo solamente por mi abuelo que sufrió bastante con el trato que recibió de algunos doctores y enfermeras del IMSS, sino también por el trato recibido por mi mamá, mis tíos y tía, mis primos, mi hermana y todos los que estuvieron más cerca de mi abuelo en sus últimos días. Con decirles que tuvieron que velarlo en el hospital "pasando la noche" sentados sobre una incómoda silla al lado de la cama del enfermo. Y no digo nada de los baños del hospital o el trato de la gente que allí trabaja que no necesariamente son doctores o enfermeras.


Es una pena que nuestro servicio hospitalario sea tan malo en términos generales, pero en lo que se resuelve, tendremos que actuar nosotros para evitarnos esas penas a nosotros mismos y a nuestros familiares cercanos.


¿Alguien sabe de un vendedor de seguros de confianza?


Saludos y ¡Arrivederci, granpa!


SiNfuLJaMeS