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Cholulteca. Quesque actor de teatro. Dedicado a la publicidad. Amante de la música (la buena), el vino (el bueno, sobre todo tinto) y la lectura. Y por supuesto, escribir en este blog.

agosto 18, 2007

Mi segundo automóvil

Después de haber vivido tantas aventuras con el Renaullico, un día sin más ni más, se fue de mi vida. No me pesó por el hecho de quedarme sin auto, sino más bien por quedarme sin "el Renaullico", aunque ya no había mucho que hacer.

Estaba en eso cuando mi papá me dijo que ya había comprado otro, una pick-up. No les había comentado antes pero cuando él entró a trabajar a Telmex (por allá por el 85), utilizó varias pick-ups como autos de servicio de la empresa y eso me impresionó. A partir de eso, para mí fue como un deseo inconsciente el hecho de anhelar una camioneta y al parecer mi sueño se hacía realidad.

Mi amigo Luis G me acompañó a recogerla en la casa de un compañero de Telmex de mi papá. Lo único que sabía era que era una camioneta DINA (una marca desaparecida de camionetas y camiones ligeros del gobierno mexicano que venía de la contracción de DIesel NAcionales y que utilizaba partes de otras marcas para ensamblar una especie de Frankesteins automotores, pero bien hechos), y que había sido de la empresa pero que estaba en buenas condiciones.

Cuando llegamos a la casa del compañero de mi papá eran alrededor de las 7:30 de la noche. La esposa del compañero nos abrió la puerta, me dió las llaves y me indicó dónde estaba estacionada. Acto seguido me cerró la puerta y ni las buenas noches nos dió. No sé qué estaba esperando si en realidad solamente iba a eso, a recoger la camioneta.

En fín, nos acercamos al vehículo y con la poca luz que había (ya estaba anocheciendo), pude ver que el color de la camioneta no era blanca como esperaba sino amarilla además de que no tenía tapón de gasolina. Más tarde la bauticé como "la piolina" por aquello del color, sin embargo el nombre nunca me convenció así que no lo utilicé mucho.

Abrimos las puertas, entramos a la camioneta, coloqué la llave dentro del switch y le dí marcha. Dos noticias, una buena y una mala: la buena, sí tenía batería y la marcha funcionaba; la mala: no arrancaba y podía ser desde que no tuviera gasolina hasta que el motor estuviera dañado.

Estuvimos intentando arrancarla entre los dos durante algunos minutos sin suerte. Pensamos en abrir el cofre de la camioneta para ver qué estaba mal pero no encontramos ninguna palanca interna así que no sabíamos cómo abrirlo. Durante la búsqueda de la palanca de apertura del cofre Luis G vió una especie de perilla que, según él, era el ahogador de la gasolina y nos permitiría arrancarla.

Lo sacó un poco hacia el asiento y en ese momento la camioneta comenzó a dar muestras de que probablemente nos permitiría encender el motor y salir de ahí. Sacó la perilla un poco más y entonces el motor encendió. Lo dejamos encendido un poco más en lo que nos familiarizábamos con el interior de la camioneta hasta que sentimos que podíamos manejarla y salimos del fraccionamiento donde nos encontrábamos.

Es curioso que a pesar de haber visto manejar a mi papá miles de veces su pick-up, nunca me di cuenta de un detalle tan básico: prácticamente nunca empezaba a avanzar en primera velocidad a menos de que fuera una pendiente o algo así. Como no sabía ese detalle yo empecé a manejar cómo sabía: cambiando las velocidades de manera ascendente empezando en la primera. Por supuesto la camioneta se me jaloneó durante todo el trayecto a casa de Luis G y después hasta la casa de mis padres.

Cuando llegué a casa de mis papás y le conté a mi papá lo que nos había sucedido se rió mucho de mí porque resulta que lo que habíamos pensado que era el ahogador de la gasolina era en realidad una perilla que abre y cierra unas compuertas de ventilación abajo del tablero, lo que significa que en realidad la camioneta simplemente se había burlado de nosotros.

De la misma manera que con el Renaullico, con la camioneta amarilla viví varias aventuras. No fueron tantas como con el coche, pero fueron igual de significativas, sin embargo solamente les contaré tres:
  1. Mi primer aniversario con mi novia. Cumplí un año de salir con Paty. Era sábado y decidimos ir a comer aunque no recuerdo el lugar. Pasé por ella a su casa en la 9 sur a abordo de mi camioneta y salimos con rumbo al restaurante. Dos cuadras más tarde sobre la misma 9 sur, la camioneta se paró simplemente. Como pude la estacioné empujándola yo sólo ya que no iba a permitir que Paty empujara y nadie de los que estaban detrás de mi tocando sus respectivas bocinas se dignó a ayudarme. Ya estacionado pude levantar el cofre (ya había aprendido que se abría desde afuera), y le pedí a Paty que le diera marcha, aunque tuve que gritarle que parara ya que se estaba saliendo la gasolina por el carburador. Finalmente la camioneta se quedó ahí parada hasta el lunes y su mamá tuvo que darnos un aventón al lugar donde queríamos ir a comer.
  2. Un pequeño recargón. Un día saliendo de clases me eché en reversa y le pegué al auto que estaba detrás, que era un VW Sedán de color rojo. Los amigos que iban en la caja me dijeron que no le había pasado nada y nos fuimos. Días después una maestra de computación me fue a preguntar si yo tenía una pick-up amarilla, a lo que contesté que sí. Me dijo entonces que yo había golpeado su coche y que no intentara decirle que no porque mi pintura estaba en su cofre (mi defensa era plateada), y la suya en mi camioneta. No atiné a decir otra cosa que no fuera una disculpa y asumiendo mi responsabilidad le dije que con gusto pagaría el golpe, pero que lo arreglara con un amigo hojalatero de mi papá. Sin embargo nunca se presentó a arreglarlo.

  3. Sin clutch. Un día, iba de camino a la prepa con mi hermana y al final de la Recta a Cholula (por suerte), pero llegando a Puebla la camioneta se quedó sin clutch. A base de jalones al estar encendiendo la camioneta en primera velocidad pude orillarla y dejarla estacionada en una calle contigua para irnos en taxi a la escuela. Lo que sucedió es que se había roto el brazo que hacía contacto con el clutch, por lo que la reparación fue afortunadamente mucho más barata y más sencilla.

Esas fueron algunas de las aventuras en la camioneta amarilla. No tuvo tantas como el Renaullico, sin embargo también constituyen buenas anécdotas para contar y son parte importante de mi vida relacionada con los autos.

Tiempo después mi papá vendió la camioneta amarilla para comprar un auto nuevo: un Jetta modelo 1994 versión CL que se convirtió a la postre en mi tercer automóvil. También tengo anécdotas de este coche, pero tendrán que esperar para la tercera entrega de la saga.

SiNfuLJaMeS

agosto 14, 2007

Mi primer automóvil

Lo recuerdo perfectamente. Tanto como si hubiera sido ayer y ya pasaron 16 añooootes.

Era la mañana de mi décimo sexto cumpleaños. Mis papás me despertaron temprano para felicitarme y darme un regalo muy especial: mi primer auto. Cuando mi papá puso en mis manos las inconfundibles llaves de un auto de la marca Renault, mis ojos bailaron nerviosamente pasando de la cara de mi papá a la de mi mamá a la de mi hermana y de vuelta a la de mi papá, hasta que él atinó a decir: "¿Qué, no lo quieres ver?"

Salimos al patio a verlo y me encontré con un Renault 18 modelo 1982 color azul oscuro metálico con interiores en beige. Era automático y según me dijo mi papá era del abuelo de mis primos que no es mi abuelo: un inglés de nombre Alan que lo utilizaba para ir al club deportivo de vez en cuando. Y para utilizarlo solamente había una condición: tenía que asistir a una escuela de manejo ya que mi papá no quiso enseñarme para que no aprendiera sus "mañas" al momento de conducir.

Esa misma semana me inscribí en la escuela de manejo de la AMA (Asociación Mexicana de Automovilistas). Toda una experiencia: una semana de clases teóricas que incluían un par de conducciones en un simulador de banda dentro del salón de clases (una especie de video juego prehistórico de los cincuentas), y luego una semana de prácticas en los Volkswagen Sedan adaptados que tenían un juego de pedales adicional del lado del copiloto.

Apendí a manejar en esa escuela con la parte teórica bien aprendida y con la parte práctica también dominada. Solamente que le tenía una mala noticia a mi papá: sus mañas ya habían sido absorbidas por su servidor desde mucho tiempo antes nada más de verlo manejar.

En esos tiempos estaba en mi etapa más fuerte de metalero y por esa razón el coche fue bautizado de manera extraoficial como el Renaullico, en honor a la banda creadora del solo de batería a dos bombos. Una de las primeras cosas que hice fue ponerle un par de calcomanías surferas y skateras (las clásicas: G&F y el Shut up and skate!), aunque con el estéreo me tardé más por temor a los dueños de lo ajeno, ya que el coche no era muy seguro puesto que ya había sido abierto cuando lo tenía el dueño anterior.

Pasé miles de aventuras en el Renaullico durante los casi cuatro años que pasé con él, sin embargo guardo tres anécdotas muy presentes que de alguna manera le dieron forma a lo que soy el día de hoy. Y agradezco que el renaultsito no hable, porque de hacerlo seguro me sonrojaría más de una vez con lo que podría él contar. En fín, las anécdotas son las siguientes:


  1. El chiste ensayado. Mi amigo Luis G y yo teníamos ya muy bien montado el númerito y cuando alguien nuevo se subía al coche (especialmente si era mujer), con el auto en movimiento me volteaba literalmente a hablar con las personas que iban en el asiento trasero mientras Luis G tomaba el volante durante unos segundos. Una especie de "nomames" a la inversa. Era una maravilla, sobre todo cuando podía ver sus caras de espanto justo antes de darse cuenta que todo era una broma.

  2. Mi primer fax. Así es, mi primer faje tuvo lugar en el asiento del copiloto del buen Renaullico en un lugar cercano a donde el día de hoy está mi casa, aunque por esos lejanos días existía una pista de moto-cross que entre semana estaba prácticamente olvidada. Y como los caballeros no tenemos memoria y se dice el pecado mas no el pecador, si quieren enterarse con quien fue, se la van a pelar, aunque probablemente ella esté leyendo estas líneas.

  3. La anécdota de cómo perdí un limpiador y sobreviví. Imaginen un día nublado. Imaginen que cuando circulaba por la Recta a Cholula comenzó una gran tromba. Yo, como cualquier otro conductor, encendí mis limpiadores en velocidad media. A los pocos segundos me dí cuenta que no era suficiente esa velocidad y entonces moví la palanca encendiendo la velocidad más alta. Acto seguido la pluma del limpiador del lado del piloto salió volando dejando de "limpiar" el parabrisas y rayándolo de paso. Tuve que hacer una temeraria maniobra para orillarme sin los limpiadores funcionando (para evitar que se siguiera rayando el parabrisas), y poder intentar resolver el problema. Lo hice a medias cambiando la pluma de un lado al otro y levantando el brazo del limpiador del lado del copiloto. Con eso pude seguir circulando pudiendo ver a través de la mitad de mi parabrisas.

En términos de anécdotas en el Renault, la verdad es que podría escribir varias entradas o una tan grande que nadie la leería así que ahí le voy a dejar.

Lo que sí es que cuando lo vendieron fue muy triste porque no tuve ni siquiera chance de despedirme. Un día llgó mi papá para decirme que lo quería meter al taller y que igual hasta lo pintaban (la pintura azul original ya estaba quemada en el cofre y el techo y el color rojo no sonaba nada mal), así que saqué mis cosas y se lo entregué. A la semana y media me dijo que le habían hecho una oferta muy atractiva y que lo había vendido. Así sin más ni más. ¡Ni siquiera tengo una foto de mi primer coche que pueda compartir con ustedes!

Lo bueno de eso fue que pude experimentar el manejar por primera vez una Pick-Up, pero esa historia la reservo para "Mi segundo automóvil".

SiNfuLJaMeS

agosto 13, 2007

Para que no digan que no les hago caso

Debido a los diversos comentarios respecto a mis entradas con el tema de futbol (existía una controversia entre los que sí estaban de acuerdo con que estuvieran aquí y las que no, que coincidentemente eran las mujeres que lo leen, que aunque son como 3, les hago caso).

El caso es que para no cortarme la inspiración a mi catártica costumbre de escribir en un blog y para no cortarles a ustedes la inspiración de leer temas de interés variado, decidí hacer un nuevo blog de futbol.

Ahora sí ya no habrá pretexto y la idea es que podamos hacer unas discusiones interesantes para que se ponga bueno, así que ya saben: a todos aquellos y aquellas que gustan del "deporte más bonito del mundo", visiten: http://senorbalon.blogspot.com/ y díganme si están de acuerdo conmigo o no, que al fin y al cabo la polémica es lo que vale la pena.

Así que no importa si le van al América, al Pachuca o al Cruz Azul. Si son aficionados al Real Madrid, al United o al Milán. Si son boster@s de corazón o de la Rebel o la Ultra. Si son futboleros, futbolistas, pamboleros, aficionados o villamelones, visiten el blog del "Señor Don Balón" y dejen sus comentarios.

He dicho.

SiNfuLJaMeS

agosto 06, 2007

¿Y qué gano yo?

Como mercadólogo de profesión, siempre he analizado las promociones desde un punto de vista un poco más objetivo (o por lo menos lo intento); sin embargo hay ocasiones en las que la emoción me gana aunque no siempre, como en este caso, me gana por aspectos positivos de la misma.


Tengo más de seis años de ser suscriptor de SKY. Durante estos seis años he permanecido fiel a pesar de que las "tentaciones" han sido muchas para cambiarme de compañía.

Empecé contratando el servicio en casa de mis papás. Por iniciativa propia y con la tarjeta de crédito de un amigo aunque a mi nombre, contraté el servicio en el año 2001 quedando como el titular de la cuenta. Ya antes habíamos tenido la experiencia de contratar televisión de paga con Ultravisión, pero cuando me fui a Querétaro lo cancelaron.


El caso es que yo contraté SKY porque me sentí más identificado con la empresa, ya que DirecTV no me parecía tan atractiva. Por ese año empezaba a circular el rumor de que el mundial de Corea-Japón del 2002 sólo podría ser visto completo en sistema de televisión de paga, aunque no se mencionaba que no sería SKY. Esa y otras razones como que SKY era la única que sí tenía todos los canales locales, me hicieron decidirme por SKY.


Hicimos la contratación de los paquetes Universe en las dos teles y a un buen costo que incluía la revista SKY VIEW mensualmente. Es justo decir que la revista nunca llegaba a mi casa: no puedo asegurar que el problema fuera de SKY ya que al servicio de correo en San Andrés Cholula poco le falta para que se presente por obra y gracia del espíritu santo (se dice que el cartero es el mismo que barre afuera de la presidencia y vela las oficinas por las noches), sin embargo creo que en más de una ocasión sí fue su culpa.

Los problemas empezaron cuando me salí de casa de mis papás, en marzo del 2005. Cuando llegué a mi nueva casa intenté sacar un aparato adicional a la misma cuenta y colocarlo en mi nueva casa, pero no me dejaron. Me dijo el asesor de SKY que tenía que hacer el cambio de domicilio completo o que tenía que cancelar el servicio actual y contratar uno nuevo, o de plano contratar uno nuevo. El caso es que me pareció muy poco sútil y con absolutamente nada de consideración para un cliente asiduo a su empresa.

Finalmente no contraté el servicio hasta que me casé, en abril del 2006. En ese momento contratamos el servicio mi mujer y yo con el paquete Fun. Y unos meses más tarde contratamos el servicio en dos televisiones con cargo extra, aunque mi papá canceló el servicio en su casa (que por cierto lo hicieron sin que el titular realizara la operación, lo cual a la fecha sigue pareciéndome una burla).

Puedo decir entonces que llevo siendo cliente de SKY por 6 años de manera ininterrumpida. Y durante esos seis años he tenido cosas interesantes dentro del servicio: la cobertura total (ajá) del BigBrother con transmisión las 24 horas (debo reconocer que el primero despertó en mí el morbo y muchas veces me sorprendí a mí mismo viéndolo en los canales exclusivos), las partidos de las ligas mexicana y española en exclusiva, el mundial de futbol 2006 (gracias a que compró a DirecTV en México), y más recientemente: el mundial sub-20 y los juegos panamericanos, además del torneo Interliga.

También he tenido muchos desaguisados: como la transmisión de los partidos de la Copa Libertadores de las Chivas en pago por evento en el 2005, los partidos en exclusiva pero en pago por evento en las ciudades donde se celebra (como me pasó ahora con el Puebla-América, aunque les viene pasando a las Chivas y al Atlas desde hace varios años ante el beneplácito de las presidencias de los equipos) y como el cambio de horario del partido Chivas-Pachuca dentro de la Interliga (oiginalmente lo iban a transmitir a las 21:00 horas, yo hablé a las 21:45 a SKY para preguntar qué había pasado y enterarme así que de buenas a primeras decidieron mover la transmisión a las 23:00, aunque realmente empezó a las 23:30).


Pero bueno todo eso, aunque me ha hecho reflexionar, no me había hecho dudar de mi lealtad a SKY.

Lo que sí me tiene sumamente molesto son sus "nuevas" promociones con miras a quitarle clientes a la competencia. Contratación sin costo (cuando a mí hace seis años me costó), contratación de un segundo equipo adicional sin costo (cuando yo pagué por él), paquete simple por menos de $249.00 pesos mensuales y todo publicitado con unos espantosos comerciales de televisión con el supuesto director de SKY en situaciones risibles y con actuaciones deplorables, aunque la producción no sea del todo mala.

Todo eso me confirma que para SKY no represento nada más que un simple número de cliente de 12 cifras (que por cierto tengo que tener a la mano a la hora de llamar, casi como el número de seguro social gringo), y lo único que he obtenido a cambio de mi lealtad, es un pinche canal de aniversario en el que te muestran películas sin costo extra durante tu mes de aniversario (que por supuesto nunca te indican cuándo es, aunque te manden miles de mensajes promocionando sus canales porno).

Habría que platicarles a estos señores de SKY, incluyendo a su director que anda haciendo promociones para mamás desesperadas o para parejas jodidas, lo que hacen las aerolíneas, las tarjetas de crédito y las cadenas de hoteles como programas de lealtad, a ver si aprenden a cuidar a sus clientes, ya que si yo tuviera una opción distinta pero de acuerdo a mis expectativas, me cambiaba mañana.

Y ya ni hablamos de su página de internet, que aunque se ha modernizado, sigue siendo tan torpe de navegar como al principio. Aunque ahora puedes hasta comprar los productos que ves en la tele vía su página web.

¿Cuándo será el día en el que no tengamos que depender del Sr. SKY para poder ver los partidos de futbol que queremos cuando queremos y sin que nos cueste más, o para que el paquete que tenemos contratado incluya el People + Arts sin tener que pagar $70.00 pesos por equipo extras, o para que en vez de tener todos los canales de niños que en mi casa nadie ve (todavía), pueda tener el NFL Sunday Ticket sin cargo adicional?

Creo que fatan todavía muchas lunas para eso y el TiVO sólo resolverá el problema de ver la tele cuando quiero y no cuando los que hacen la progamación quieren que la vea, así que como no queda de otra a esperar, y a ver los partidos diferidos, sin P+A y sin ver el canal de aniversario porque ya pasó el mes de mayo...

SiNFuLJaMeS