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Cholulteca. Quesque actor de teatro. Dedicado a la publicidad. Amante de la música (la buena), el vino (el bueno, sobre todo tinto) y la lectura. Y por supuesto, escribir en este blog.

octubre 14, 2007

Es lo que pasa en provincia

Después de haber asistido a más de una docena de conciertos en el máximo recinto musical del país, el Auditorio Nacional, cualquier lugar parecería punto menos que una cochera de ensayo de cualquier grupo de rock ochentero.

Sin embargo hay recintos que si bien no tienen las dimensiones, acústica y magnificencia que el Auditorio, son excelentes para conciertos. Tal es el caso del Teatro Metropolitan, la sala Ollin Yolitztli, el Palacio de Bellas Artes (que lo que tiene de "malo" es que es demasiado "fino"), el Teatro de la Ciudad e incluso el Foro Sol, en la ciudad de México.

Pues bien, en Puebla la lista es más bien corta y con malos elementos.

Tenemos por supuesto, al Centro Cultural Siglo XXI, que en un afán por intentar copiar al Auditorio tiene hasta una especie de balcones. Sin embargo cuando la pregunta por la acústica resulta formulada la respuesta es contundente: creo que por poner más asientos sacrificaron un aspecto de suma importancia.

Está el auditorio de la Reforma. Un lugar más bien pequeño y corto que si bien tiene buena acústica y como espectador estás relativamente cerca del intérprete, no tiene por mucho la magnificencia ni la capacidad de otros recintos.

Y ya. Claro, puedes comentar de conciertos en el gimnasio-auditorio de la UDLA, en el auditorio Julio Glockner, en el Centro de Convenciones, en el Lido Plus, en La Meca, en el poli-deportivo de CU y hasta en el Salón Country de San Manuel, sin que alguno de estos pueda ser considerado un recinto como tal, aunque yo he asitido a más de un concierto en dichos lugares.

Pero a lo que iba: desgraciadamente para los organizadores de eventos, muy atrás han quedado en mi vida los tiempos en los que me conformaba con asistir a la Ex-hacienda San Carlos con tal de ver de cerca a Rita Guerrero (Santa Sabina) o Paco Huidobro (Fobia) en "tocadas" de rock en los que los parámetros para calificar un concierto eran el "slam" que se había armado o la cantidad de personas que hubieron entre el escenario y yo.

No, ahora me fijo en la escenografía, en la acústica, en la iluminación, en la comodidad del lugar y en el nivel general de organización del evento. Y con esto salen perdiendo más de uno.

Resulta que el pasado jueves 11 de octubre asistí a ver a Miguel Bosé (uno de mis artistas favoritos), al estadio de beisbol de los Hermanos Serdán en la ciudad de Puebla. La razón por la que lo fui a ver aquí fue que ya no encontré buenos asientos disponibles en el Auditorio y preferí la comodidad que implicaba el ver el espectáculo en mi cuidad de residencia sin la necesidad de los traslados y estancias que generan gastos extras. Gran error.

Para no hacerles el cuento largo resultó que: compré asientos en la zona de gradas de home aunque no estaban numerados. Llegué temprano en parte para recoger los boletos y en otra para tener un buen lugar. Llegar temprano implicó estar ahí a las 6 de la tarde aunque la hora de inicio eran las 9 de la noche, y eso implicó entonces hacer fila durante dos horas para que finalmente nos permitieran el acceso (lo que me parece ilógico puesto que de todos modos los organizadores ganan si ingresa la gente antes ya que el consumo se incrementa, pero bueno).

Ya en el concierto me llevé varias sorpresas. Primera sorpresa: a pesar de estar a más de doscientos metros de distancia del escenario, no hubo pantallas instaladas por lo que vi a Bosé con un tamaño máximo de tres centímetros. Segunda sorpresa: El concierto empezó 9:15 y terminó a las 11:15 con todo y que Bosé se retiró para regresar y cantar algunas canciones más. Y conste que celebraba 30 años de carrera con más de 15 discos en existencia. Tercera sorpresa: a pesar de que su disco de éxitos está cantado por otros artistas a dueto con Bosé (muchos de los cuales son mexicanos o estaban en México), no salió nadie a cantar con él en el concierto de Puebla.

Todo esto, aunado a que las sillas del estadio tenían agua y me mojaron las nalgas y piernas, me hace decir al final: pinche provincia. La verdad es que la calificación que podría ponerle al evento no llegaría ni al cinco y me molesta porque estoy consciente de que la interpretación musical y la calidad del artista son excelentes.

¿Qué pasó? Pues que el organizador del evento se dio por bien servido con proporcionar una mediocre "desorganización" de un evento que dio al traste con todo lo bueno que pudo haber tenido. Me queda clara la razón por la que lo hizo en ese lugar: capacidad (además de que seguramente se lo rentaron más barato de lo que podría haber conseguido el Siglo XXI o el de Reforma). Me queda claro también que todo lo que pudo ahorrarse se lo ahorró: no pantallas, no invitados especiales, no seguridad privada y una larga lista de etcéteras.

Pero lo peor de todo es que de todos modos para los organizadores la velada fue un éxito y la gente que no tiene con qué comparar el concierto, seguramente se fue feliz de haber visto a su ídolo cantar sus canciones predilectas.

Yo me quedo con el mal sabor de boca de saber que por $180.00 pesos más de los que pagué aquí (más el viaje, obviamente), pude haber visto a Bosé 180 metros más cerca (y con pantallas a los lados), en unas butacas de primera, con una acústica inmejorable, con una escenografía digna y seguramente con invitados especiales.

En fin, espero haber aprendido la lección y tratar por todos los medios posibles asistir a los recintos indicados cuando vaya a conciertos como éste y espero que en el futuro, los organizadores de eventos no nos tachen a todos los de la provincia como rancheros y se conformen con hacer eventos de tercera.

SiNfULjAmEs

1 comentario:

Anónimo dijo...

mmmta estamos peor en queretaro con el auditorio josefa, es horroroso, yo no me paro ahi mas que para los bailes de mis sobrinitos jajaja