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Cholulteca. Quesque actor de teatro. Dedicado a la publicidad. Amante de la música (la buena), el vino (el bueno, sobre todo tinto) y la lectura. Y por supuesto, escribir en este blog.

enero 08, 2008

La diferencia entre rpm, minutos y GB Parte I


este se lo debía a Aura...

Hace muchos años, cuando yo me empecé a interesar en la música, la manera de escucharla se reducía a tres formas principales: la radio, el tocadiscos o el reproductor de cassettes. Y obviamente las únicas maneras que podías escuchar lo que querías eran los tocadiscos y las grabadoras.

De esos dos ahora ya sólo está disponible la opción de los cassettes, aunque cada vez se venden menos y dentro de poco será imposible conseguir un aparato que pueda reproducirlos. Todavía siento nostalgia cuando recuerdo los anuncios de artistas de antaño con la leyenda: “Disponible en LP, CD y Cassette.”.

Claro, el radio sigue estando disponible y vigente, pero las estaciones se han actualizado y ahora transmiten a partir de archivos electrónicos en formato MP3 o en el peor de los casos a partir de un disco compacto, y lo "in" son las estaciones de radio por internet, que ya poco tienen que ver con el concepto original de estaciones de radio.

La evolución de estos métodos de escuchar música han corrido en dos direcciones principales: capacidad y fidelidad. Y en ambos casos se han dado aumentos significativos de unos años para acá. Los CDs, a diferencia de los discos de vinil, permiten grabar hasta 780 MB o 78 minutos de música (lo que dura la 9° sinfonía de Beethoven), y ahora en con el formato MP3, aunque pierdes un poco de fidelidad, ganas mucho en espacio ya que puedes almacenar más canciones en menos espacio. Pero bueno, empecemos por el principio.

Recuerdo que mis papás tenían en lo que era el “estudio” del departamento en México un mueble modular de tubos que formaban estantes, y en uno de ellos estaba un flamante equipo de sonido marca Telefunken. Este equipo de sonido tenía un radio de perilla, un tornamesa para discos de vinil (de 33 y 75 rpm) y un tocacintas.

El primer disco que nos compraron a mi hermana y a mí fue el de Parchís que se llamaba así: Parchís. Era uno que tenía la portada en color negro con una foto del grupo acostados y en la que la ficha azul aún no era Frank (el pelirrojo), sino Oscar aunque los demás integrantes (Tino, Gemma, David y Yolanda), eran los originales. Algunos vecinos y yo cantábamos las canciones bailando aunque a mí nunca me gustó ser la ficha roja (y miren que podría haberlo sido puesto que era el hombre de mayor edad del grupo de amigos), así que prefería ser el dado.

A ese disco le siguieron algunos otros como el de Enrique y Ana con su “superdisco chino”, el de lanzamiento de la Banda Timbiriche (sí, la única etapa que me gustó de Timbiriche y de donde me enamoré de Sasha), y el de Yuri que le cantaba a Tohui, el oso panda nacido en el zoológico de Chapultepec. Incluso llegamos a tener uno del cuento de Pepina la Oruga cuyo vinil era de color rojo transparente, super chido. Creo que todavía podría encontrar esos discos perdidos en algún rincón en la casa de mis papás.

Algunos años más tarde, en navidad, mi tío Lalo tuvo a bien regalarme un LP con los éxitos del ‘83 en el que se incluía una canción de un grupo entonces desconocido en México llamado Quiet Riot titulada “Cum’on feel the noize” que cambiaría mi gusto musical para siempre, pero esa historia va después.

Los LP’s me traen cierta nostalgia aún, puesto que extraño todavía el característico sonido de la aguja cuando se colocaba sobre el disco y este empezaba a girar: emitía un ruidito muy especial (que ahora seguramente todos calificaríamos como de viejo, sucio y obsoleto), que ahora es imposible tener en cualquier otro formato. Los LPs tenían un tamaño que permitía escuchar entre 20 y 45 minutos de música por lado en formato análogo, lo que impedía reproducciones en estéreo y algunas otras cuestiones que en la era digital ya son un "must"; además de que en aquellos tiempos los discos, al igual que los cassettes, tenían un lado A y uno B, lo cual era super chido.

Cuando nos fuimos a vivir a Xalapa le pedí a Santa Clós mi primera radiograbadora y para mi sorpresa, me la trajo junto con tres cassettes, no recuerdo la marca pero me acuerdo que era negra con filitos en rojo y sonaba muy bien. El primero de los cassettes era uno que traía los 20 éxitos de Los Beatles (que fue mi favorito durante años), el segundo era uno de Tina Turner y el tercero el de Holiday de Madonna. Ese hecho que parecería simple de momento marcó mi vida de manera tajante porque a partir de entonces y hasta el día de hoy he destinado parte de mis recursos monetarios a la adquisición de álbumes musicales de diversas índoles.

Recuerdo muy bien cómo a los 9 años llegué a una tienda de discos en Xalapa a comprar mi primer cassette con mi dinero que fue el de Condition Critical de Quiet Riot (el ya para nada desconocido grupo), con el que inicié mi incursión en el metal gracias a la influencia de ese lejano LP que me regaló mi tío meses antes. La persona que atendía en la tienda se me quedó viendo raro pero como llevaba mi dinero en la mano me lo vendió sin chistar.

Mi colección de cassettes siguió creciendo y creciendo. Aunque no con mucha variedad de ritmos ya que me volví elitista y sólo consumía música en inglés, y de preferencia Heavy Metal o mínimo Hard Rock (aunque reconozco que llegaron a colarse cosas como Rick Astley y Stephanie, sí, la princesa de Mónaco): en pocas palabras me volví poco tolerante con la música en mi idioma sobre todo por la poca calidad de los artistas disponibles. Baste recordar que en esos momentos tipos como Franco y Emmanuel cantaban "Toda la vida" (cada uno con su versión de la misma canción) y alternaban el espacio en Videoéxitos (conducido por Gloria Calzada), con Chico-Ché, Rigo Tovar y Los Joao.

Los cassettes tenían una duración variable con un máximo de 100 minutos. Los regrabables los podías comprar con duraciones de 30’, 45’, 60’ ó 90’ aunque realmente podías regrabar cualquier cinta si le tapabas los cuadritos de la parte de abajo con un pedazo de cinta adhesiva.

Eso me abrió los ojos hacia la gran ventaja que representaba la posibilidad de poder grabar tus propios cassettes con tu música favorita incluso canción por canción; ahora podía hacer mis propias listas para que fueran escuchadas como yo quería y así llegó la gran idea: por quien yo quería. Pronto me vi grabando cassettes de música variada, de música tranquila, de música para echar desmadre y de música con mensajes para personas especiales.

Así me hice más adicto a las cintas. Sin embargo tristemente las cintas perdieron parte de su encanto con la llegada de los discos compactos porque aunque tuvieras un cassette con cinta de cromo y botón para encender el sistema Dolby, la fidelidad de un CD no se compara con la de la mejor cinta, sin embargo esa historia será para la Parte II.

Por lo pronto cerraré esta entrada diciendo que tengo el honor de haber grabado seis cintas especiales para seis mujeres especiales que han significado mucho en mi vida. Cada una tenía una selección muy especial de canciones y estuvieron acompañadas (al momento de la entrega), de una carta con instrucciones precisas para evitar que los mensajes fueran malinterpretados. Me ha dado mucho gusto enterarme que algunas de esas cintas sobreviven hasta hoy y siguen siendo especiales para esas personas.

Tristemente mi colección de cintas ahora se reduce a tres grupos de cassettes desperdigados en tres casas distintas sin la certeza de que estén todas las que deberían o las que alguna vez estuvieron. Y ni hablar de que cada cinta se encuentre dentro de la caja correcta porque esa labor titánica creo que nunca la concreté.

Nos vemos en la Parte II...

SiNfuLjAmES

6 comentarios:

Bocas dijo...

¡Buen post!

Yo comencé mi colección de discos con un sencillo de 45 rpm de kiss. De un lado traía Tomorrow y del otro lado Christine Sixteen, y lo tocaba en unos de esos portafolios que se abrían y se convertían en tocadiscos. Me gustaría poder conseguir uno de esos!

Después de ese sencillo me compré el primer disco de Kiss de 1974. Esto fue por ahí de 1984 u 85. Me acuerdo que cuando iba en quinto de primaria conocí a un cuate que iba en sexto. A mi me gustaba Kiss y a él le gustaba Black Sabbath. Un día intercambiamos discos, yo le presté el Kiss (Kiss) y él me prestó el Black Sabbath (Mob Rules), que era cuando estaba con ellos Ronnie James Dio en vez de Ozzy. Recuerdo que la portada me causó una gran impresión porque traía a unos güeyes encapuchados bastante misteriosos que traían unos látigos y en una pared venía escrito con sangre "Black Sabbath Mob Rules". ¡Gran diferencia con las portadas de Kiss!

Mob Rules

Después mi colección de discos creció bastante cuando mi papá me heredó su colección de LPs con muy buena música y gran variedad, desde Johnny Cash y Benny Goodman hasta Led Zeppelin y John Mayal pasando obviamente por los Beatles y los Rolling Stones. Mi disco favorito de ese entonces era el Led Zeppelin III que traía "Since I've been loving you". Hasta la fecha es una de mis canciones favoritas.

Después de eso llegaron los CDs y a pesar de que en su momento estuve muy agusto con el cambio debo confesar que últimamente extraño mucho los LPs. De hecho hace algunos días recibí mi edición especial del In Rainbows de Radiohead que contiene, además de los CDs, dos LPs.

Tengo que reconocer que de las pocas cosas buenas que nos han dejado los "DJs" es que todavía hay compañías que se dedican a fabricar tocadiscos (o "tornamesas" como les llaman algunos) y que todavía hay grupos y compañías disqueras que se avientan a sacar sus discos en LP.

Viva Vinyl!!!

SiNfuLJaMeS dijo...

sawe mi buen Bocas... sabía que tú tenías que compartir tus experiencias, jejeje.

Si, yo recuerdo haber comprado el "Smashes, Trashes and Hits" en LP con una foto de KISS sin maquillaje y con Bruce Kullick en vez de Ace y Eric Carr en vez de Peter Kriss. Fue el primer disco que tuve de KISS.

Creo que mi afición metalera merece un post aparte, jejeje. Y puedo colocar mi foto con Lars viendo a la cámara detrás de mi además de contar muchas patoaventuras.

Por lo pronto, gracias por el comment y no olvides: "If it's too loud, you're too old!"

Anónimo dijo...

psa yo no se si el mio era de los de los 6, pero todavia tengo el mio que dice: demasiado nunca es suficiente.

Anónimo dijo...

Con todo gusto te doy una caja llena de todos tus casettes del recuerdo que dejaste olvidados en algun lugar de la mancha, para que recuerdes tus viejos tiempos...y tambien tu album fotografico...ya sabes quien soy.

fero234 dijo...

Muy buen post Agus, me late mucho cuando escribes de musica...

Dejame decirte que aunque nuestros gustos musicales puede que no sean los mismos, yo tmbn pase por una epoca como la q describes, en la que solo escuchaba musica en ingles. Y es una lastima, porque hoy en dia hay tantas buenas canciones que vale la pena escuchar en espagnol....
A veces hace falta buscar y rascarle un poco, pero ya que las encuentras.... vale mucho la pena

fer

SiNfuLJaMeS dijo...

Gale: ya lo sabes, no es necesario decir más. Gracias por la visita, por el comentario, por la amistad y por todo lo demás.

Anónimo: si ya se quién eres, entonces ¿por qué no firmar? jejeje. Gracias por los comentarios ;).

Fer: la verdad es que hay muchas opciones en español ahora. En los tiempos en los que empecé a ser musicalmente activo, las opciones no eran muy buenas hasta que llegó el boom del Rock en tu idioma. Este movimiento permitió que muchos grupos mexicanos ahora clásicos, salieran a la luz como Caifanes, La Lupita, Fobia, Bon y los enemigos del silencio, Santa Sabina, los Tacvbos y muchos otros. Sin ellos mi vida nunca hubiera sido la misma.