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Cholulteca. Quesque actor de teatro. Dedicado a la publicidad. Amante de la música (la buena), el vino (el bueno, sobre todo tinto) y la lectura. Y por supuesto, escribir en este blog.

julio 21, 2007

Las diferencias entre las personas y los animales



Los científicos expertos podrán diferir de lo que digo (y si lo hacen estaré gustoso en aceptar sus argumentos, siempre y cuando estén fundamentados, por supuesto), pero para mí existen dos diferencias fundamentales entre las personas y los animales:
  1. La capacidad de raciocinio (de manera general, sin entrar en mayores discusiones con animales específicos como los delfines).

  2. La capacidad de comunicación.

En este sentido, prácticamente todos los humanos tenemos estas dos capacidades desarrolladas (algunos más que otros), y son las que nos han permitido "evolucionar" de manera distinta a los animales formando estructuras sociales más complejas en todos los sentidos.

Sin embargo estas diferencias, cuando no se manifiestan, nos degradan a un nivel inferior de evolución, dependiendo de las fallas incurridas.

Ahora bien yo Agustín Garibay Grepe, como ser humano del género masculino, miembro de una sociedad estructurada, mexicano viviendo y trabajando legalmente en México, hablando español y gozando plenamente de mis facultades mentales (o por lo menos eso dicen los estudios que hasta la fecha me han realizado los expertos), realicé un acto inconsciente víctima de las circunstancias: me estacioné frente a una propiedad privada.

Esta propiedad ubicada en la privada 10 oriente, tiene en una plancha de cemento justo en la esquina con otra privada. La plancha en cuestión es parte de la casa de la Dra. Patricia Plunket, anterior directora de la escuela de Antropología en la Universidad de las Américas.

Y la razón por la que realicé este acto fue que la parte de la calle frente a la casa de mi hermana en donde suelo estacionarme cuando voy a las sesiones de meditación y relajamiento (qué irónico, por cierto), estaba llena, ya que era cerca de la hora de salida de los trabajadores de la fábrica de calcetines y sus familiares los esperaban en alrdedor de cinco autos estacionados en la calle. Además de que el terreno que está junto a la casa está completamente encharcado por las intensas lluvias de la semana pasada, lo que me dificultaba poder salir del automóvil de estacionarme en ese lugar. Así que me pareció fácil estacionarme en dicha plancha después de asegurarme que no fuera entrada de automóviles, que no tuviera algún letrero que impidiera hacer eso y que no obstuyera el acceso a la casa. Cabe señalar, por cierto, que en las ocasiones en las que he visitado a mi hermana, nunca vi autos estacionados ahí, lo que me llevó a pensar que no era una cochera como tal. Grave error de mi parte, aunque no me daría cuenta de eso hasta más tarde.

Resulta ser que la doctora se molestó por mi acto inconsciente (aunque no le representara ningún problema puesto que estaba estacionado a seis metros de su puerta peatonal y cabían fácilmente dos autos más al lado del mío), y decidió no hacer uso de las dos capacidades que nos diferencian de los animales, solicitando a una grúa del departamento de Seguridad Vial de San Andrés Cholula, Puebla, que retirara mi automóvil.

No sólo no quiso siquiera tocar los timbres para ver de qué inconsciente persona era el automóvil estacionado en su plancha de cemento después de racionalizar el hecho de que seguramente se trataba de alguien que visitaba a alguno de sus vecinos, puesto que no hay negocios cerca que puedan utilizar su plancha como estacionamiento, sino que tampoco quiso dejar el auto ahí con un mensaje dirigido al dueño para que no lo volviera a hacer (que sería lo que yo haría), prefirió hacer que pagara aquel infame que se atrevió a hacer algo tan atroz.

Sin querer entrar en mayores detalles, me limito a señalar que después de recuperarme del susto de no ver mi automóvil estacionado en donde lo dejé, le toqué la puerta a la vecina para preguntarle si no había visto mi coche y si no sabía lo que le pasó, a lo que me contestó cínicamente: "Es que han habido varios robos de autos con violencia por la zona y como era un auto abandonado, pues lo denuncié". Por cierto que el auto que la doctora percibió como abandonado es un Bora 2007 con dos meses de uso que llevaba estacionado según mis cálculos(al momento en que lo denunció por lo menos), menos de 30 minutos en la plancha de concreto.

Con todo esto ya no pude ir a cenar el jueves como tenía intención de hacer, visitar una exposición de Da Vinci el viernes (que por cierto era el último día que estaba disponible), disfrutar de mi día de descanso a cuenta de vacaciones y utilizar mi auto del jueves en la noche hasta el viernes en la tarde.

En mi próxima entrada les contaré el víacrucis que me hizo pasar esta señora para recuperar mi auto con las pertenencias que se encontraban dentro ya que si bien se vive muy agusto en San Andrés Cholula, desgraciadamente la prestación de servicios dista mucho de lo deseable. Por lo pronto me limito a preguntar: ¿qué no una persona que estudia al hombre en general debería saber mejor que muchos aquello que nos diferencia de los animales y aplicarlo en su vida diaria?

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